LOS PRIMARCAS
Hace más de diez mil años, cuando Terra estaba sumergida en tormentas de disformidad invocadas por el Caos, el Emperador elaboró un plan para liberar a la raza humana del inminente peligro que representaba el caos. Junto a sus científicos, las mentes más grandes de esa época, desenmaraño lentamente los secretos de la vida, tomando las energías de la disformidad y transformándolas para sus propósitos. Así creó veinte criaturas sobrehumanas, veinte seres cuyos poderes igualaban, y en ciertos aspectos excedían los suyos propios. El plan del Emperador era que estos veinte superhombres le ayudaran a unificar el espacio humano en un único Imperio bajo su protección
El plan del Emperador no era desconocido para los dioses del Caos. Estos reconocieron en su figura una entidad cuyos poderes igualaban o rivalizaban con los suyos, a un ser al que racionalmente no podían esperar dañar, y un implacable enemigo que no descansaría hasta que fueran destruidos. También reconocieron en los veinte superhombres, la fuerza que podía hacer invencible al Emperador. Los dioses del Caos atacaron mientras los fetos de los superhombres crecían en las cámaras de incubación. El Emperador había colocado un escudo psíquico alrededor de las cámaras, pero los Dioses del Caos lograron romperlo y arrancaron a los no nacidos Primarcas de la Tierra, lanzándolos al espacio disforme. Afortunadamente, con esta acción los niños sólo quedaron dispersados y no destruidos, y los veinte surgieron de la disformidad en mundos humanos. Donde fueron adoptados por padres humanos
El Emperador tuvo que invertir las siguientes décadas en buscar a sus creaciones perdidas. Finalmente les encontró, y tras muchas y largas aventuras les reclutó para que se unieran a él. Su función era convertirse en Primarcas, los padres fundadores de las Legiones de Marines Espaciales. Usando material genético extraído de los Primarcas, el Emperador diseñó los implantes genéticos que distinguen a los Astartes de los hombres normales. Como resultado, todos los Marines Espaciales tienen características que derivan de sus Primarcas, aunque los poderes de los Marines son muy considerables, son débiles en comparación con la energía sobrehumana de los Primarcas.
Los Primarcas eran prácticamente indestructibles y poseían habilidades que les otorgaba el espacio disforme. Podían aniquilar a ejércitos enteros o incluso a las criaturas demoníacas procedentes de la misma disformidad. Algunos tenían otros poderes que no sobrevivieron en absoluto entre los Marines Espaciales, como el del vuelo o la invisibilidad.
Los Primarcas tenían a sus órdenes a las Legiones de Marines Espaciales en su conquista de la galaxia, creando de hecho el Imperio del Hombre como se conoce actualmente. Sin embargo, la influencia inicial del Caos en sus vidas aun no nacidas había de dejar en algunos Primarcas una debilidad eterna, un deseo de poder personal que les condujo a su caída. Fue Horus, Primarca Fundador de los Lobos Lunares, quien dirigió la rebelión contra el Emperador conocida como la Herejía de Horus.
Durante la Herejía, muchos de las Legiones de Marines Espaciales se unieron a Horus en su lucha a muerte contra el Emperador, y buena parte de sus tropas se unieron a ellos. En la terrible guerra que siguió, los Primarcas lucharon contra los Primarcas, los Marines lucharon contra los Marines, y los Hombres lucharon contra los Hombres, a medida que la recién conquistada galaxia se desintegraba una vez más. La batalla más sangrienta de todas fue la lucha final por la posesión de Terra, cuando el propio Emperador salvó al planeta lanzando un ataque por sorpresa contra la astronave de combate de Horus. Durante la confrontación del Emperador con Horus, el traidor murió, pero el Emperador quedó gravemente herido y físicamente inválido. Después de la batalla de Terra, el Emperador se retiró permanentemente a su Trono Dorado equipado con un sistema de suspensión vital, donde ha permanecido hasta hoy. Los seguidores de Horus fueron desterrados al Ojo del Terror, donde las Legiones de Marines Traidores se establecieron como los archienemigos del Imperio.
De los originalmente veinte Primarcas sólo nueve sobrevivieron a la Herejía de Horus. Los demás murieron en combate (como Horus) o huyeron con sus Legiones hacia el Ojo del Terror. Los supervivientes ayudaron al Emperador a reconstruir el Imperio. Se creó un banco de genes con su material genético, de forma que se pudieran crear nuevos Capítulos de Marines Espaciales en el futuro. Aunque muy longevos, los Primarcas no son inmortales y el último de su estirpe murió después de mil cuatrocientos años. Se cuentan muchas leyendas extraordinarias sobre las acciones de los Primarcas, muchas de las cuales han sido guardadas en las memorias de los Capítulos de Marines Espaciales.
Actualmente, los Primarcas son adorados junto con el Emperador como santos en el panteón del culto al Emperador. Sus tumbas se han convertido en lugar de peregrinaje, y sus huesos y posesiones personales en veneradas reliquias.
(Extraído del Codex Imperial – 2da edición - Traducción libre).
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